viernes, 23 de diciembre de 2011

¡Hola! ¿Es el enemigo?



Esta es sin duda la campaña del momento. Aúna imagen de marca, algo de producto y mucha, mucha emocionalidad. Todo ello en sus dosis justas. La campaña aún no se ha estrenado en medios masivos (mañana podrá verse en televisión y medios impresos) y el hashtag de la campaña #holaeselenemigo ya ha conseguido ser Trending Topic en Twitter y la película en Youtube sobrepasa de largo las 200.000 vistas en sólo 3 días.

Pero además, técnicamente esta excelente campaña de McCann Erickson para Campofrío tiene algunos aspectos dignos de destacar:

Storytelling y emocionalidad. El anuncio es una auténtica película, dirigida por Alex de la Iglesia y que tiene metrajes de 150”, 60”, 30”, 20” y 10” El primero es el dedicado a internet y el resto se usarán en medios pagados. La intención de la campaña es contrarrestar el ambiente de crisis y las noticias negativas que cunden en el ambiente. La marca renuncia a hacer apelaciones de venta, opta por la empatía con el cliente y con revertir el pesimismo en optimismo. Esto lo hace contando una historia y, de paso, un evento en el que coinciden personas que nunca antes se han juntado en un mismo lugar o se reencuentran después de muchos años. La factura de la película es realmente buena, a pesar de que, según dicen, el presupuesto de la acción no ha sido mucho y el rodaje se hizo en un día.

La creatividad y el ingenio ahorran dinero. No conozco el plan de medios de Campofrío, pero sólo la inversión en creatividad y producción hecho hasta ahora ha tenido ya retorno sin ninguna inversión en medios pagados. La campaña se la estamos haciendo entre todos en redes sociales. Sin duda veremos el anuncio en televisión a partir de mañana, aún hay mucha gente que no está en redes sociales y tampoco se puede olvidar a este target; pero invertir en creatividad y producción ahorra mucho dinero en medios para conseguir los objetivos de notoriedad. Sólo espero que rebajen la presión publicitaria prevista para que no nos aburran con excesiva repetición y arruinen así el proyecto.

Estreno en internet y redes sociales. Los tiempos han cambiado que es una barbaridad. Antes se estrenaban los anuncios el día de nochevieja o incluso pagando por el minuto X en todas las cadenas a la vez. Con el consiguiente presupuesto (elevado) de medios. En este anuncio, Campofrío estrena en internet, con una importante campaña para que los blogguers más influyentes del país recojan el anuncio y lo muevan y 4 días después, estrenará en televisión (24 de diciembre). La notoriedad que consigue es mucha y además consigue que las personas que están en redes sociales sientan que tienen una exclusiva frente a los que no están. No hay que desdeñar este matiz en el tiempo del neuromarketing.

Empatía e ilusión como pago. Ya he leído en algún sitio que con lo que les habrá costado la campaña con tanto famoso, se puede hacer cualquier cosa. Sin embargo leyendo cómo se gestó en este artículo del País he descubierto que los cómicos cobraron un jamón ibérico cada uno. ¡No me parece mal pago!
Y es que cuando uno tiene una idea creativa, emocionante y la cuenta con ilusión (el propio Alex de la Iglesia convenció a algunos actores) la ilusión se contagia y el dinero pasa a un segundo plano porque apetece participar en el proyecto. Esta es una enseñanza para la vida y no digo que siempre haya que regalar el trabajo; pero es importante que la ilusión cuente tanto o más que el dinero en las cosas que hacemos.

Siempre habrá quien piense que este estilo publicitario es una ñoñería y que no consigue vender más. Creo que se equivoca. La clave del marketing futuro (y presente) va a ser la empatía con las marcas. Las marcas nos caen bien o mal y en función de eso decidimos comprar una u otra. Esto está pasando… ¿Por qué seguir con modelos antiguos? Si Gila pudiera hacer un chiste en estos tiempos, quizá no llamaría al enemigo y sí al cliente… Hola ¿Es el cliente? ¿Que va a venir a las 5? No fastidies, si hay fútbol… J ¡Feliz Navidad!


domingo, 18 de diciembre de 2011

Comunicación social ¿De cara o de espaldas?


Tras mi paso anual por el Master de marketing de laUniversidad del País Vasco,  me gustaría hacer una reflexión sobre la evolución del contenido de mi parte en este master (política de comunicación) en los tres años que vengo impartiendo estas clases. Especialmente en lo referente a redes sociales.

Siempre tengo la costumbre de preguntar quién tiene cuentas en las principales redes sociales. El primer año, algunos tenían Facebook de las demás nadie había oído hablar. En ese momento decidí crear este blog www.historiasdemarketing.com para complementar lo que hablábamos en clase y para que sirviera de repositorio de dudas.

Para el año siguiente, el panorama había evolucionado. Facebook estaba generalizado y algunos, un par, tenían Twitter. Hubo otra evolución importante entre los alumnos del master, este año la profesión mayoritaria ya era “parado”. Les hice ver de manera tímida que estos canales podían ser claves para conseguir un empleo pero no porque nadie fuera a ofrecérselo por Facebook, sino por las posibilidades que ofrecen las redes sociales para el desarrollo de la marca personal.

Este año, con el paro generalizado, las redes sociales también lo están. Muchos de los alumnos tienen Facebook, Twitter, Linkedin y lo raro es encontrar gente que aún no lo tenga (curiosamente sigue habiéndolos)


Después de pasar este vídeo en clase dije: “Todo esto está sucediendo. Puedes vivir de espaldas a esto y seguir buscando trabajo en el mundo del marketing… ¿o no?” Como “deberes” les he recomendado que hagan un plan de comunicación de su propia marca personal, especialmente para los que están en el paro. Espero poder ver alguno de esos planes y sobre todo que esa reflexión, junto al propio master, les sirva para reorientar su carrera profesional.

Las empresas también deberían hacer esta reflexión ¿Se pude vivir de espaldas a todo esto que está sucediendo en internet, pero que tiene una gran influencia fuera de la red? Seguro que sí, pero… ¿Es lo más inteligente y competitivo?

lunes, 12 de diciembre de 2011

Proyectos imposibles surfeando las olas


Llevo un año #nasf rodeada de proyectos imposibles. Proyectos que se soñaron un día, como Sindrome Up y que gracias a sus líderes, Iñigo Alli y Mariano Oto (sus blogs son maravillosos), empieza a convertirse en una realidad ayudado por personas que se enamoraron del proyecto, seguro que contagiados del síndrome up, que no es más que el entusiasmo que trasmite todo el que se acerca a esta iniciativa. Os recomiendo seguir este proyecto, que tendrá el próximo fin de semana su gran fiesta en torno al congreso, pero que no es más que el principio. Ya que todo este movimiento no hace más que sembrar una semilla de cambio, de innovación en las formas y en el fondo que dará más frutos en un futuro inmediato.

Con #nasf sucede lo mismo. A pesar de estar en primera línea desde el principio, me sigue costando explicar a la gente que no conoce este movimiento qué es NASF. La definición no es simple. Quizá la mejor forma de hacerlo es contando el objetivo: cambiar la sociedad, inocular el virus del emprendimiento, entendido como una actitud de ponerse al frente de diversos proyectos (no sólo crear empresas) y hacerlo desde la sociedad civil, basándose en personas, no en instituciones y subvenciones. Porque Nasf es sólo una "simple" agrupación de personas cuyo fin último es crear un ecosistema que facilite la generación de nuevos proyectos, no que mate la iniciativa como es el que tenemos ahora. 

Habrá quien piense que organizar una reunión mensual para escuchar los proyectos de otros no fomenta nada ni ayuda a cambiar el mundo. Probablemente es cierto. Lo que ayuda a generar ese ecosistema es la actitud de la gente que acude a esas reuniones. Al igual que el Síndrome up se contagia por la vía del entusiasmo, el espíritu Nasf también lo hace. Se renueva en cada reunión, en cada post en el blog, en Facebook, en Twitter, en Linkedin... Y en cada conversación con personas de ese entorno. 

Resulta muy enriquecedor a nivel personal y acelera tanto los cambios en la vida de algunos, que muchos hemos emprendido proyectos de diverso calibre, empresariales o sociales de un tiempo a esta parte. Quiero pensar que gracias a este espíritu Nasf, que ha cambiado la forma de ver la vida de algunas personas. Yo me cuento entre ellas. 

Cuando Rafa Aguilera y yo presentamos nuestra parte del viaje a San Francisco hicimos que todos los presentes formaran una red de conexiones con serpentinas que lo que querían es explicar que cuando hay mucha gente conectada con un hilo común, se forma una red que permite capturar el talento, el dinero, los recursos... Luego hay que ponerlo en valor. Mantenerse con la tabla en el agua, hace que cuando llega la ola, al menos tengas la oportunidad de cogerla. En eso estamos y para eso hemos trabajado este año, con mucho esfuerzo y sin ningún beneficio (al menos económico) Algo que poca gente entiende. 

El camino hasta aquí no ha sido fácil. Este año ha sido complicado. Probablemente uno de los más intensos de mi vida. Me ha costado algunas lágrimas y muchas sonrisas con momentos increíbles. Pero, cuando miro hacia atrás, siento que ha merecido la pena. Porque eso es vivir: llorar, reír, sentir... Y yo quiero vivir así mi vida. Me niego a tener una vida sin olas, sin altibajos. 

Sólo la posibilidad de estar en primera línea para coger la ola es un valor de participar en #nasf. La gente te cuenta sus proyectos y, muchas veces, puedes hacer algo para impulsarlos. Amén de la satisfacción de ver cómo crecen y se desarrollan o mueren pero dejan un poso de aprendizaje. Pero estar en el agua también te permite conocer a otros surferos, que piensan diferente, que cogen las olas de otra manera y que te enseñan a tener una visión diferente de la vida. 

Igual somos unos idiotas utópicos o estamos un poco locos, pero es que los proyectos imposibles de los locos son los más apasionantes. Hoy otro loco genial, Guillermo Nagore, ha hecho público su proyecto de vida para el próximo año. Sólo un tipo especial puede dejarlo todo para emprender un proyecto muy personal y rodearlo de una historia maravillosa que podéis conocer al detalle en su blog, sólo porque un médico le dijo que tenía que andar. ¿Otro proyecto imposible? No lo creo. Conozco su proyecto hace tiempo y espero que lo presente en Nasf y podamos colaborar en llevarlo a la práctica. Aunque no sea así, sé que lo conseguirá de todas formas. 

Desde que volví hace un año de San Francisco me gustan los proyectos imposibles, los propios y los ajenos. Me gusta que me obliguen a pensar de forma diferente, que me hagan replantearme mis convicciones, a pensar con las ideas de otros, a co-crear, discutir, defender mis ideas, aceptar las ajenas y defenderlas como propias, inspirarme con las vivencias de otros y participar de todo ello en primera persona, sin dejar que sean otros los que me lo cuenten. Todo eso lo consigo gracias a Nasf y, sobre todo, a las personas que me rodean en el agua esperando a coger juntos esas olas estupendas.